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Uno podría pensar que los bloqueos y la devastación económica que han provocado las sucesivas crisis habrían borrado el interés en los diversos y diferentes dominios dedicados al cabello y la belleza.

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Sin embargo, los temas y las tendencias que abundan en los reinos etéreos de la cultura de la belleza son cosas que las mujeres se niegan resueltamente a ignorar. Se han arraigado y entrelazado por completo en todos los aspectos de sus vidas. Las estrellas de las redes sociales, como las descritas anteriormente, solo han aumentado el deseo de las personas de participar en el cuidado personal.

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Covid ha hecho que las personas prioricen su salud y su bienestar general aún más, según el grupo de investigación Klarna. Ha avivado un intenso deseo, en las mujeres, de nutrir y acentuar su apariencia natural.

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Según una encuesta reciente, que realizaron en colaboración con Dynata, las mujeres de todas las edades ahora ponían mucho más énfasis en el cuidado de su piel (alrededor del 90%).

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La encuesta de 3000 mujeres y 1000 hombres se realizó el año pasado. Contó con participantes únicamente de regiones de España, Italia y Francia.

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Coincidentemente, se descubrió que la mayoría de las mujeres encuestadas había simplificado su régimen de belleza. Más del 50 % de las mujeres de la generación Boomer (o las nacidas entre 1955 y 1964) se preocupaban ahora por productos dedicados a la limpieza, tonificación e hidratación.

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Las generaciones más jóvenes, en todos los países, como los Millennials (nacidos entre 1981 y 1996) mantuvieron el mismo interés en el cuidado de la piel y los cosméticos.

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Según los informes, los grupos demográficos de mayor edad habían reevaluado sus prioridades y las habían adaptado para adaptarse a vidas que se habían vuelto más centradas en sus hogares.

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Durante los cierres, muchos se habían involucrado en el trabajo remoto y continuaron con una forma de trabajo híbrido hasta el día de hoy. Hubo menos necesidad de nutrir su glamour interno o, por ejemplo, crear un peinado elegante para un lugar de trabajo.

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Todos los grupos demográficos expresaron un fuerte compromiso con la protección del medio ambiente. Estaban dispuestos a participar en una forma limpia de belleza, donde la sostenibilidad del producto era más o menos obligatoria.

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La mayoría mantuvo una devoción por las marcas premium u orgánicas que necesitaban poseer credenciales ecológicas impecables. Tenían que ser recargables o reciclables. También estaban dispuestos a optar por marcas que pudieran personalizarse para adaptarse a sus propios deseos y necesidades específicos.

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La compra de productos fue impulsada fundamentalmente por el deseo de mimarse a sí mismo, manifestado por más de la mitad de los participantes franceses.

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Se dijo que las compras de productos de belleza eran fundamentales para permitir que los encuestados españoles (39 %) se sintieran mucho más positivos con respecto a sus cuerpos. Los alentaron a sentirse más cómodos en su propia piel.

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Los encuestados italianos creían en el mantra de que más es definitivamente más cuando se trata de la compra de marcas de cosméticos. Los participantes españoles se mostraron más modestos en sus gustos y creyeron suficiente con la adquisición de productos de primera necesidad.

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Los hallazgos de la investigación revelaron que también hubo un marcado aumento en el uso de dispositivos faciales como cepillos de limpieza y rodillos de jade.

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Sin embargo, el entusiasmo de algunos grupos demográficos por el maquillaje no se había extinguido más o menos. La Generación Z de Italia fue la más dedicada al maquillaje deportivo, junto con el subconjunto o agrupación Millennial de Francia.

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Más del 70 % de los encuestados españoles dijeron que su cosmético preferido era el iluminador. Por el contrario, el 40% de los italianos afirmó que el maquillaje de contorno se encontraba entre los más populares.

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En resumen, la investigación demostró que la devoción por todo lo relacionado con la salud y la belleza se había entrelazado de manera intrincada en la vida de las mujeres en todas partes de Europa.

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La pandemia y los cierres parecían haber permitido un período considerable de autorreflexión en el que las personas reevaluaron sus vidas y lo que más les importaba.

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Se había producido un cambio de paradigma que se alejaba quizás de las consideraciones autolimitantes y superficiales. Las mujeres ahora estaban adoptando un enfoque más holístico del cabello y la belleza. Incluía la misión de ser bella tanto por dentro como por fuera.

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Covid había obligado a las personas a restablecer sus objetivos y prioridades. Adaptarse a una versión a menudo surrealista de la realidad se había convertido en la nueva normalidad.